VIVIR DE RECUERDOS
¿Te acuerdas cuándo eras ministro?. Que terrible pregunta para un exministro del Partido Popular que perdió la condición de tal por el empecinamiento de un presidente en querernos convencer de lo inconvencible. Lo malo de esa pregunta no está en su formulación, sino en que después de hecha crea un clima de recuerdos perdidos en el personaje que ostentaba el cargo. Tanto significan esos recuerdos que le han impedido ir más allá del 10 de marzo del 2004. Tres años y un mes después de aquella todavía feliz fecha donde despedía al escolta y al chofer a la puerta de su casa siendo ministro. Nuestro amigo sigue pensando que mañana, 11 de abril del 2007 vendrán a recogerle, como hacían todas las mañanas para trasladarle al ministerio correspondiente. Porque algunos, qué algunos, muchos diría yo. Siguen pensando que todo ha sido un montaje de Alfredo Pérez Rubalcaba con la ayuda del “prior” don Jesús Polanco del Gran Poder. No, siento decirles, que después del 14-M aquí han pasado muchas cosas, unas buenas, otras malas. Zapatero sigue sin decirle a los españolitos que ha pactado con ETA, la bolsa ha superado hoy los 15000 puntos y el crecimiento económico está por encima de los 3, 4 puntos lo que nos lleva a aquello de “bueno, que vamos a hacerle, mientras haya que comer…” De comer, queridos amigos del PP, hay. Otra cosa es que no sepamos que vamos a comer mañana, porque eso pertenece, como casi todo al secretismo, al que nos tiene sometidos el Presidente del Gobierno, que nos va anunciando las buenas nuevas tal como se le ocurren y aquí no ha pasado nada. Sobre todo no pasa nada, porque ustedes, mal que les pese, siguen sin cambiar los calendarios de la sede de Génova 13, que marcan, como no? 11 de marzo de 2004.
Ya es hora de que asuman que en España pasan más cosas que aquellas que ustedes querrían que pasasen. Se lo digo con ánimo de regresarles a esta, quizás absurda, realidad, pero realidad al fin y a la cabo. Salgan ustedes de ese encantamiento al que les sometió Al Qaeda, que algunos, muchos diría yo, esperamos todavía que retorne la cordura a la vida política española para que con “sentidiño” podamos retomar el diálogo en la contraversia como moneda de uso común entre los españoles de cualquier autonomía. Dejemos esta España del fatalismo que sólo nos lleva a un “yo más que tú” del que sólo se aprovechan los “otros”.